lunes, 22 de diciembre de 2008

3. Navidad


Suena el ringtón de “Cemetery Gates” en el celular del Sangre. Se deleita escuchando los acordes antes de contestar, sabe que es su entrañable amigo Jano quien molesta…
- Janocu, como te va?
- Sangreeee, necesito ayudaaaa!!
- Pero compadre, tranquilo, tranquiiiiiiiilo… ¿qué te pasa, dónde estai?
- No seeeeee!! Estoy… perdido!!
- Pero cómo es eso! ¿En qué andai?
- Andaba comprando regalos… me dijeron que en el persa Bio Bío era barato, pero está lleno de gente, y de carros, y de tiendas!! Ahhh!!
- Ya hombre, métete a la primera tienda de metal que veas, te voy a buscar ahora mismo… haré mi recorrido mensual hasta pillarte, pero conste, tú te rajas con las minipizzas y empanadas de queso!
- Ya, lo que sea, pero sácame de aquí, por favoooor!!
Y parte el buen Sangre al rescate de su amigo, mientras se paladea la media docena de empanadas con pebre que le sacará. El Jano se refugia en la primera tienda que encuentra donde cuelguen poleras negras y accesorios con púas, pensando si es en realidad un buen lugar para esperar a su amigo, o si le jugó una broma…

- Janito, qué haces metido en esta tienda de neonazis?
- Ahhhh!!!
- No te asustes, es broma, jajaja, te pusiste blanco!
- Sangre! Ah, por fin! Me tenían las orejas reventadas con tanto tarro!!
- Hombre, culturízate! Es el último disco de Moonspell, una joyita!
- Ya, sácame de aquí luego por favor! Vamos por esa empanada!
- Empanada? Empanadas y pizzetas escuché yo!! A sacar los billetes!
Mientras comen cantidades industriales de grasas saturadas y colesterol, acompañado de ricos aderezos cargaditos al coliforme, el Sangre cuestiona a su amigo:
- Y que chuuucha andabai haciendo por aquí, amermelao?
- Ammm, comprando regalos al por mayor para las chicas… hay que invertir en esas maravillas que dan tanto placer y felicidad. Pero sin volverse loco tampoco, cáchate ese peluche que dice “mi único amor”, por docena salen regalados!
- Vos no vai a cambiar nunca, eh?
- No, para qué? Sabes que la paso bien, es mi meta en la vida. Y tú, cuando comprarás los regalos?
- ¡Nada de regalos! No creo en el viejo pascuero, la navidad, ni nada que tenga que ver con religión ni platillos voladores… A lo más podría creer en el chupacabras, es una hermosa leyenda…
- Pero Sangre, el espíritu navideño es algo lindo, cómo no te va a gustar dar regalitos, y que te den regalitos a ti, y expresar tu amor y cariño por la gente?
- ...
- Pero por qué esa mirada de odio? Sangre... qué te pasa? Me asustas…
- ¡¡Me importa una soberana hueá la navidaaaaad!! Soy un duro, no una mierdecilla frágil que se emociona con viejos panzones transpirados, yo, yo, yo…¡¡odio al viejo pascuero!!
- ¡Sangre! ¡Te acabas de liberar! A mi no me engañas, algo te pasó con el viejo pascuero y me lo vas a contar ahora mismo…
- ¿A mi? Noooooo, naaaaada…. Emmm… esteee…
- Suéltala, ahora.
- Pero pucha, Jano, es que te vai a reir…
- ¡Noooo, te prometo! Alguna vez te he molestado compadre? O sea, es un decir, pero con esto no se juega… mffffmmjajajajammmfffmmffffff…
- Yaaa, viste? Bueno, esto pasó cuando yo tenía 5 años… aún lo recuerdo como si fuera ayer… iba a ser navidad, y venía el viejito pascuero a la villa, con los regalos… todos los niños estábamos ansiosos, llenos de esperanza, felicidad, y esa mierdecilla de espíritu navideño… (una lágrima asoma por un ojo del sangre, y acto seguido se entra, en un acto ya olvidado por sus endurecidas glándulas oculares). Caía ya la noche, y esperábamos esos regalos, y los grandes nos decían “lo escuché por acá”, “ví una luz roja en el cielo”, “jo-jo-jo”, “¡está sobre ese techo!”, y nosotros como mensos corriendo de aquí para allá, con la ilusión en nuestros pequeños corazones…
- Ah, eso fue justo el año en que me fui a ver a mi abuelita al sur, por eso no me acordaba…
- Si, con los otros cabros de la villa habíamos pedido bicicletas, para echar carreras, incluso le hice una carta con un dibujo de una negra con calaveras… bueno, de pronto, en medio de la agitación, llega una camioneta tocando la bocina. Y en la parte de atrás, ¡un viejo pascuero, a medio vestir, y con un saco de regalos! Cuando trata de bajarse, se saca la cresta y le sale sangre de la nariz… los niños nos acercamos, y mientras se para y sacude, ¡olemos un tufazo a copete que nos llegó a marear! El viejo tenía chueca la barba, se le veía un cojín en la guata, transpirado, ensangrentado y con los pantalones a media raja… dijo algo así como “felish navidá liñoooos!”, y se manda un vómito… después se tambalea y se le va encima a la Rosita, le agarra una goma mientras grita “Roshiiiita, du regalo e navidáaaa!”, y zás que el Toño se le tira encima y lo agarra a combos! Saltaron botas y pelucas por el aire, y en la polvadera que se levantó, vi que era… ¡¡mi papá!!
- ¡Noooooooo!
- Si, se había disfrazado de viejo pascuero, y como era tímido, se tomó unas cañitas para pasar la vergüenza y ahí empezó a quedar la cagadita… al rato, una señora nos repartió los regalos, y nos fuimos todos rapidito para la casa… ¿y la bicicleta que pedí? Una mierda de muñeco me llegó! ¿Cómo no voy a odiar la navidad? ¿Cómo le rompen a un niño la ilusión de esa manera? Me entendís ahora, Jano?
- En verdad, si… toda la razón para tenerle mala onda a la imagen del gordito de rojo… pucha, me acompañas donde una amiguita a dejarle este peluche, y te invito una cerveza pa pasar las penas, te tinca?
- ¿Bueeeeeno, dónde es?

Y así, de manera encubierta, el Jano logra que su amigo lo saque de ahí y lo lleve donde la Maca, sin que se de cuenta siquiera lo perdido que estaba. Mientras tocan el timbre, le pide que se comporte, aunque sea por un momento. Nada de flatos, guitarreos en el aire ni cachos satánicos. Abren la puerta, y unos ojos verdes se quedan mirando al Sangre con ese brillo…
- Hola, soy una prima de la Maca, tu debes ser el Jano…
- Emmm, no, yo soy el Jano, ¿está tu prima?
- Ah, si, pasen, me llamo Fran, viene altiro la Maca… y tu amigo, ¿no habla?
- Ah, él es el Sangre, un amigo, y aunque no lo creas, normalmente no es así de callado, ¿no será que me lo embrujaste?
- ¡No seas loco! Hola Sangre, que nombre tan extravagante, gusto en conocerte…
- Da ba di du… (perdido en los ojos de la Fran, y en algo más…) ahhh… ¿que? Ah, hola… me… esteee… coagulé…
- Jajaja, que divertido eres, ¡oye! ¡Eres lo que ando buscando, un gordito simpático y buena onda! ¿Me harías un favor?
- ¡¡Lo que sea!!
- Es que ando de visita por un tema de beneficencia, para un evento de un hogar de niños huérfanos… ¿Te disfrazarías de viejito pascuero?
- ¡Seguro…!

1 comentario:

Unknown dijo...

jajajajajaja... buenísimo brother...
retomaste los personajes que inventó el juani... sigue asi te voy a leer siempre!! un besito
Moña